Varios miembros rodean al aspirante, mientras un dirigente lleva la cuenta del tiempo. Cuando este dé la señal, los miembros de la banda comenzaran a golpearle. La paliza puede durar desde unos pocos segundos a varios minutos, dependiendo de cada pandilla. El número concreto de segundos suelen ser los numeros rituales de cada pandilla: en la mara salvatrucha son 13 segundos, mientras que la Eighteen Street Gang son 18. El candidato no tiene permitido devolver los golpes, y tampoco tratar de cubrirse. Es un bautismo de fuego, en el que muestran al nuevo miembro en que consiste la vida en la pandilla: violencia.

Muchas maras y pandillas se convierten en asociaciones de personas que viven la vida loca: roban, matan y viven de los ingresos de la venta de drogas y las extorsiones. Los pandilleros se apoyan entre ellos, y muchos encuentran en las pandillas el amor que no tuvieron en casa. Pero de la misma manera que el barrio da amor también puede dar castigo, incluyendo la muerte. Si el marero falta a las reglas de la pandilla, se acobarda o en algun momento se niega a cumplir una orden, serán sus propios hermanos quienes le darán muerte. Hasta que llegue ese día la persona habrá sacrificado su individualidad por un ente abstracto, la pandilla, que es malvado, cruel y retorcido. Las pandillas nunca perdonan nada que no sea una completa y total devoción.
La afiliación a las pandillas se da sobretodo entre los 10 y los 16 años de edad. Las bandas buscan niños provenientes de hogares desestructurados, huerfanos y todo aquel que no es capaz de sobrevivir solo. A esas edades es dificil entender lo que significa "de por vida", y la decisión de entrar a la pandilla no es demasiado reflexionada. Los niños entran en la pandilla por muchas razones: para ganar dinero, respeto, para sentirse aceptados o protegidos, o simplemente porque les atrae el estilo pandillero y quieren ser cool.
Las pandillas saben eso, y precisamente esa es una de las razones de los tatuajes. Los tatuajes de las maras y las pandillas siempre giran en torno a esta. La pandilla considera que para representar al barrio los miembros han de vestir su nombre, y mostrar a todos que ellos son soldados. Los tatuajes en las pandillas tienen aspectos culturales, tradicionales e incluso antropológicos. Se hacen para recordar personas o sucesos y ostentar la afiliación a la banda. El nivel de compromiso con el barrio es proporcional al numero de tatuajes que se llevan, puesto que alguien que tiene el nombre de la pandilla dibujado en la frente es dificil que pueda llegar a hacer otra cosa.
Los tatuajes entonces se convierten en marcas que les estigmatizarán frente a la sociedad para el resto de sus vidas. La unica salida que les quedara será las que promete la vida loca:
1) Seguir matando para la pandilla
2) Cumpliendo pena en la carcel
3) Pudriéndose en un cementerio.
Iniciación a los Latin Kings en Cataluña.
Iniciación a la mara salvatrucha en El Salvador
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